“He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.” (Filipenses 4:11) No hay que confundir contentamiento con resignación pasiva. Dios no ha invertido a Su Hijo, Su Espíritu, Su Palabra, Su provisión, Su autoridad, Su fe, Su armadura y las llaves de Su Reino en ti, para que vivas una vida de resignación pasiva. La verdadera felicidad es tener paz en medio de cualquier situación, pero no es la aceptación pasiva de cada situación. El contentamiento habla de conocer el poder de Cristo dentro de ti para superar cada prueba y cumplir el propósito de Dios para tu vida con gozo. Algunos cristianos pasivamente aceptan la pobreza como la voluntad de Dios y se dicen a sí mismos que su fatalismo es una virtud. Otros aprenden a adaptarse a la enfermedad, la tristeza y la depresión. ¡Aquellos que viven por fe entendemos que Dios desea hacer muchísimo más abundantemente de lo que pedimos o entendemos según el poder que actúa en nosotros! (Efesios 3:20). Por la fe y la paciencia heredamos las promesas de Dios, no por el fatalismo y la resignación. Pablo sabía cómo vivir en la escasez y cómo vivir en la abundancia (Filipenses 4:12). Sin embargo, los tiempos de humillación de Pablo no se encontraron con fatalismo y resignación. Unos pocos versículos antes escribió que nos regocijáramos siempre en el Señor, y luego sigue diciendo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7) La respuesta de Pablo a los tiempos de necesidad fue ir al Señor con oración y acción de gracias. Su "satisfacción" era "no estar ansioso por nada"; pero esto no quiere decir que no estaba "haciendo nada". Su fe vio su provisión venidera. Es por eso que Pablo se regocijó por los filipenses cuyo sacrificio lo inspiró a decir: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Fil. 4:19) La verdadera satisfacción da las gracias por la próxima cosecha, no se rinde.
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