“Pero el que mira atentamente en la perfecta ley de la libertad y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. (Santiago 1:25) Hemos sido creados para 'hacer' cosas. El propósito original que Dios tenía para Adán, era que tenga el dominio, que someta la tierra, que se vista y mantenga el jardín donde había sido puesto. Iba a ser un hacedor de la voluntad y la palabra de Dios. El propósito de Dios para el hombre no ha cambiado. Se nos ha vuelto a crear para buenas obras. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. (Efesios 2:10) Una vez que entendemos que nuestras obras no nos salvan, podemos entrar en la libertad de nuestras obras que revelan la naturaleza de Cristo en nuestro interior. Cuando comenzamos a liberar la gracia de Dios en nosotros con el mundo a nuestro alrededor, las bendiciones nos encuentran. "Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”. (Juan 13:14-17) " Bienaventurado seréis, si las hiciereis". Aunque hemos sido bendecidos con toda bendición en Cristo, esto no es la llave para la liberación de la bendición de Dios en nuestras vidas. Ser un hacedor de la Palabra es una de esas llaves. “Por lo tanto, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano”. (1 Corintios 15:58) Clave # 6 - Sea un hacedor de la Palabra “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca”. (Mateo. 7:24-25)
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