“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. (Efesios 1:3 ) Cada creyente, ya sea que lo sepa o no, ha sido bendecido por Dios con todo lo que necesita para vivir la vida abundante en espíritu, alma y cuerpo. Ese es el mensaje de la gracia y el amor de Dios. Todo lo que se había perdido por el pecado ha sido restaurado y se multiplica a través de Jesús. Sin embargo, vemos muchos cristianos bien intencionados que parecen vivir en medio de una gran carencia en una o más áreas de su vida. La disponibilidad de todos los recursos del cielo es de poco significado si no sabemos cómo hacer que esas bendiciones sean reales en nuestras vidas. Es por eso que Jesús nos dio las llaves del Reino. (Mateo 16:19) Si las bendiciones de Dios fueran automáticas, todos seríamos iguales. En el momento en que surgiera una necesidad, la gracia de Dios la haría desaparecer. Pero sabemos que no es así como funciona el reino. Las llaves espirituales desbloquean el potencial de las bendición es que se encuentran en los lugares celestiales. Jesús dijo: "A vosotros os es dado saber los misterios del Reino de Dios, pero a los demás se da por medio de parábolas." Pablo dijo: "Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios”. Comprender cómo funciona el Reino es la clave para recibir las bendiciones de Dios. “Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales (su gloria y excelencia) nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:2-4) Es a través del conocimiento de Dios que la gracia y la paz vienen a nuestras vidas, y es a través de Sus promesas que podemos participar de Su naturaleza y escapar de la corrupción del mundo. Aunque el cristiano sin conocimiento también está bendecido, no puede recibir y disfrutar de las bendiciones de Dios sin conocimiento. Por eso es que el pueblo de Dios, como está escrito, es destruido por falta de conocimiento, no por falta de bendiciones. En los próximos días voy a estar examinando diferentes llaves que abren la gracia de Dios en nuestras vidas
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