¡No seas duro de cabeza!
El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia. (Juan 10:10)
Con qué frecuencia oigo a los cristianos atribuir enfermedad, pérdida y tragedia a Dios. Jesús vino para dar vida abundante, pero muchos de Su pueblo rechazan el regalo. Prefieren verse a sí mismos como probados por la enfermedad y la pérdida. Creen que sus fallas merecen un castigo divino. No han entendido la cruz o el nuevo nacimiento
La enfermedad viene a robar, matar y destruir. La tragedia viene a robar, matar y destruir. La pobreza viene a robar, matar y destruir. El divorcio, la enfermedad, la preocupación, el fracaso, el miedo y la hambruna vienen a robar matar y destruir. Estos no representan la naturaleza de Dios o los métodos que usa en nuestras vidas. ¡EL NO ES EL LADRÓN!
Toda buena dádiva proviene de Dios (Santiago 1:17).
Pregúntate a ti mismo, ¿por qué Dios necesitaría hacerte enfermar? ¿Qué podría querer enseñarte? Algunos podrían decir: "Él quería que aprendiera la paciencia". Bueno, eso es un fruto del Espíritu. ¡La enfermedad no puede reemplazar el trabajo del Espíritu! El amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza están en nosotros por el Espíritu de Dios. La enfermedad no puede hacer lo que Dios ya te ha dado.
¿Por qué querría Dios ponerte a prueba? ¿No tomó Jesús tu lugar en cada prueba divina y derrotó el pecado, el infierno y la muerte por ti? ¿También tienes que ir a la cruz para redimirte?
¿Cuándo comprenderemos el don de la justicia? (Romanos 5:17)
¿Cuándo comprenderemos que el Padre, el Hijo y el Espíritu han hecho su hogar en nosotros? ¿Cuándo aceptaremos que Él quiere darnos todas las cosas? (Romanos 8:32)
¿Cuándo dejaremos de luchar contra el don de la vida abundante?
No seas duro de cabeza y duro de corazón. Él es por ti, no contra ti. (Romanos 8:31)