Devocional Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído a mis dichos. No dejes que se aparten de tus ojos; Guárdalos en medio de tu corazón; Porque son vida para aquellos que los encuentran, y salud para toda su carne. (Proverbios 4:20-22) "Incline su oído a mis dichos ... son ... salud." No dice que Sus palabras son "como la salud". La salud SON. Algunas traducciones dicen "medicina". Cuando prestamos atención, nos inclinamos hacia y guardamos Sus palabras en nuestros corazones, estamos ingiriendo espiritualmente sanidad y salud. Cuando llenamos nuestros corazones y mentes con la oscuridad del mundo, la preocupación, el miedo y la amargura, estamos ingiriendo espiritualmente corrupción y pérdida. Muchos creen en la sanidad, quieren sanidad y le ruegan a Dios que la sane, pero tal vez sus corazones no están abiertos a la sanidad que Él ha programado en Sus palabras. Considere la historia de Pablo predicando el evangelio en Listra. Y en Listra estaba sentado cierto hombre sin fuerza en sus pies, un lisiado del vientre de su madre, que nunca había caminado. Este hombre oyó hablar a Pablo. Pablo, observándolo atentamente y viendo que tenía fe para ser sanado, ayuda en voz alta: "¡Levántate derecho sobre tus pies!" Y saltó y caminó. (Hechos 14:8-10) "¡Este hombre escuchó hablar a Pablo!" No es probable que Pablo estuviera hablando un mensaje de sanidad para el hombre. Él estaba predicando el evangelio. No tenemos que escuchar solo palabras que tratan de sanidad, sino solo el evangelio. ¡El evangelio ES el poder de Dios! (Romanos 1:16) Lo que el cojo oyó debe haber llegado a su corazón, porque la fe había nacido, y era obvio para Pablo. El milagro vino por el oír con fe! (Gálatas 3:5) Él envió Su palabra y los sanó, y los libró de sus destrucciones. (Sal. 107:20) Medita en este versículo. Tu sanidad está en la Palabra. La pregunta es, ¿está la Palabra encontrando un lugar en tu corazón? Permite que la palabra de Dios cumpla su propósito para lo cual fue enviada Feliz día🥰
top of page
bottom of page